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Textos acerca de Miguel Hernández

El humo imprime su huella en las obras de Miguel Hernández

Para el artista costarricense Miguel Hernández, el humo y el fuego son los 'lápices' que utiliza para dibujar las obras que integran su más reciente exposición: Cambio y permanencia.

La muestra se exhibe en el Museo Calderón Guardia, en Barrio Escalante, y reúne 50 obras en formatos pequeños, medianos y grandes caracterizados por trazos libres y sugerentes realizados a partir de la huella que el humo deja en el soporte.

"Para mí el humo simboliza el carácter efímero, frágil y cíclico de la existencia humana. Una candela puede estar encendida totalmente, a la mitad, o estar apagada, así como lo están nuestras vidas", reflexionó el artista.

La muestra es el resultado de un exhaustivo proceso de investigación que tardó 8 años y que lo llevó a explorar las posibilidades expresivas del humo por medio del dibujo. "La marca del humo es la que por sí misma comunica diferentes sensaciones y emociones, pero es necesario un dominio de la técnica del dibujo para poder lograr obras coherentes y con una adecuada composición", afirmó Hernández.

Al calor del arte. Hernández emplea distintos recursos para poder extraer la esencia del humo: candelas comunes y corrientes, lámparas de canfín y sopletes. "Cada una me permite resultados distintos así como los soportes: utilizo, papel, lienzo o lona sintética. La combinación de candela sobre papel en pequeño formato me permite, por ejemplo, obras más intimistas", dijo.

El algunas ocasiones el artista se vale además de otros recursos plásticos para lograr acabados interesantes. "Una vez que obtengo la mancha del humo puedo dedicar varios días a descifrar lo que quiere comunicar", comentó.

Posteriormente, y si lo considera necesario el artista interviene la imagen con carboncillo, lápiz pastel o pincel seco (tinta aplicada con pincel sin diluir), para definir contornos, por ejemplo.

En esta serie Hernández ser mueve desde la figura humana femenina y masculina hasta paisajes más abstractos en los que predomina el movimiento.

"Las escenas nos conducen a un mundo enajenado e incierto que proyecta también una sensación de absurdo y sin sentido", opinó el curador Efraín Hernández , docente de la Escuela de Arte y Comunicación Visual de la Universidad Nacional.