Provisto de un impecable dominio técnico, aunado de una fértil imaginación y consciente de que la libertad toma fuerza en la disciplina más estricta, Miguel Hernández y presenta, para nuestro disfrute, una serie de dibujos al carboncillo titulados "Mutantes" en los que se ingenia para inventar una condición humana, inmersa en un universo repensado que reaparece transfigurado, donde se confunde lo real con lo irreal.
El camino que nos propone es la relación sólida entre el lenguaje plástico y el poético, el disfrute del dibujo y la fantasía, la confrontación con un arte de equilibrada serenidad, propia de un clasicismo de nuestro tiempo, en concordancia con una temática inquietante, que presenta la evasión dinámica hacia lo cambiante: la metamorfosis.
El repertorio de personajes, en plena acción de transformación, se impone con intensidad mediante la exaltación de lo imaginario, la evocación de situaciones imposibles en un mundo real, pero posibles en el universo de los sueños y de los deseos de este artista refinado que transmite, para nuestro disfrute, un culto a lo exótico, extraño y fantástico.